Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
MEMORIALES DE LAS INDIAS AUSTRALES



Comentario

MEMORIAL 23


Señor.



Yo el Capitán Pedro Fernández de Quir, digo que con éste son ocho los memoriales que a V.M. he presentado, en razón de la población que se ha de hacer en la tierra que V.M. mandó que se descubriese en la parte Austrialia incógnita, sin hasta agora haberse tomado conmigo resolución, ni dado respuesta alguna, ni esperanza que asegure mi despacho, habiendo catorce meses que estoy en esta Corte, y catorce años que trato esta causa sin sueldo y sin haberse visto apuntar a mi provecho sino solo el bien della, con lo cual y con infinitas contradicciones he andado veinte mil leguas por tierra y por mar, y gastado toda mi hacienda, desacomodado mi persona, sufriendo tantas y tan terribles cosas que mi mesmo se me hacen increibles; y todo esto ha sido por no desamparar esta obra de tanta piedad y misericordia, en cuyo nombre y por todo el amor de Dios suplico a V.M. muy humildemente sea servido de no permitir que de tantos y tan continuos trabajos y vigilias, y de una tan notable y tan fundada porfía no saqué yo aquellos frutos que tanto deseo y pretendo, siendo como son de tanta honra y gloria de Dios, y servicio de V.M., y bienes innumerables con duración de cuanto el mundo durare, y después, eternos.



1. La grandeza de las tierras nuevamente descubiertas, juzgado por lo que yo vi y por lo que el Capitán Luys de Vaez de Torres, Almirante de mi cargo, avisó a V.M. de buena razón su longitud, es tanta como la de toda Europa, Asia Menor, y hasta el Caspio y la Persia, con todas las islas del Mediterraneo y Océano que en su contorno se le arriman, entrando las dos de Inglaterra y Irlanda. Aquella parte oculta es quarta de todo el globo y tan capaz que puede haber en ella doblados Reynos y Provincias de todas aquellas de que V.M. al presente es señor, y esto sin avecindar con turcos ni moros, ni con otras de las naciones que suelen inquietar y perturbar las ajenas. Todas las tierras vistas caen dentro (de) la Tórrida zona, y hay parte de ellas que tocan a la Equinoccial, cuya latitud puede ser de noventa grados, y otras de pocos menos, y si suben como prometen, habrá tierras que sean antípodas de lo mejor del Africa y de toda la Europa, y de lo demás de toda la Asia mayor. Advierto que pues las tierras que vi en quince grados son mejores que España, como luego se verá, y que las otras que en altura se opusieren, que deben de ser en su tanto un paraíso terrenal.



2. La gente de aquellas tierras es mucha; sus colores son blancos, loros, mulatos e indios, y mezclas de unos y de otros; los cabellos de los unos son negros, crecidos y sueltos, los otros son frisados y crespos, y de otros bien rubios y delgados, cuyas diferencias son indicios de grandes comercios y concursos, por la cual razón y por la bondad de las tierras y por no tener artillería ni otras bocas de fuego con que matarse, y porque no labran minas de plata, y por otras muchas razones, es de creer ser muchísima gente, a la cual no se le conoce arte mayor ni menor, muros ni fuerzas, Rey ni ley; son más de unos simples gentiles, divididos en parcialidades y poco amigos entre sí; sus armas son las ordinarias: arcos y flechas sin yerba, y de macanas, bastones, lanzas y dardos de palo. Es gente que cubre partes, es limpia, alegre y racional y tan grata como lo he experimentado. Por todo lo cual se debe esperar mediante la providencia divina, y medios suaves, que han de ser facilísimos de pacificar, doctrinar y contentar, que son tres cosas bien necesarias en los principios, para después encaminarlas todas a aquellos tan santos fines cuanto deben ser pretendidos en lo más y en lo menos, con todas las veras de las veras. Las casas son de madera y cubiertas de hojas de palma; vían (sic) de ollas de barro. Tienen telares, trasmallos y otras redes; labran piedra, mármol, flautas, tambores y , cucharas de palo embarnizadas. Tienen oratorios y entierros y haciendas muy puestas en razón, cercadas y empalizadas. Aprovéchanse mucho de las conchas de nácar y dellas hacen gubias, escoplos, formones, fierras, anxuelos y patenas mayores y menores que traen colgadas de los cuellos. Los isleños tienen sus embarcaciones bien obradas y bastantes para navegar de unas tierras a otras, y todo junto es cierto indicio de vecindad de gente de más policía, y no lo es menos castrar los puercos y los pollos.





3. El pan que tienen son tres diferencias de raíces de que hay muy grande suma, y se pasan sin trabajo, que no tienen más beneficio que asarlas y cocerlas; son gustosas, sanas y de buen sustento, y mucha dura, y las hay de vara de largo, y media de grueso. Las frutas muchas y muy buenos plátanos de seis géneros, grande número de almendras de cuatro suertes, grandes obos, que es fruta casi del tamaño y sabor de melocotones; muchas nueces de la tierra y naranjas y limones que no los comen los indios; y otra extremada y grande fruta, y otras no menos buenas que se vieron y comieron con muchas y muy grandes cañas dulces; y noticia de manzanas. Hay infinitas palmas, de las cuales se puede luego sacar tuba, de que se hace vino, vinagre, miel y sueros, y las palmitas son muy buenas. Estas mismas palmas el fruto que dan son cocos; cuando están verdes sirven de cardos, y el meollo como natas, cuando maduras es sustento de comida y bebida en mar y tierra; cuando viejos dan aceite para alumbrar y curar tanbién como con el bálsamo, y para comer, cuando nuevo, sus cascos son buenos vasos y frascos. Los capullos son estopa para calafatear las naos y para hacer todos los cables y jarcias y las cuerdas ordinarias y de arcabuz. La mejor de las hojas se hacen velas para embarcaciones pequeñas, y esteras finas y petates conque se aforran y cubren casas, que se arman con los troncos que son derechos y altos, y de ellos se hacen tablas y lanzas y otros géneros de armas, y remos, con otras muchas cosas buenas para el servicio ordinario. Y es notar que estos palmares es viña, y que todo el año se desfruta y se vendimia, y que no pide beneficio, y que así ni gasta dinero ni tiempo. Las hortalizas que se vieron son calabazas y grandes bledos y muchos, y verdolagas, y se tuvo noticia de habas. Las carnes son muchos puercos mansos como los nuestros y gallinas y capones y perdices de la tierra, patos reales, tórtolas, palomas torcaces, y cabras que vió el otro Capitán; y los indios nos dieron noticia de vacas o de búfalos. Los pescados son muchos: pargos, peces reyes, lizas, lenguados, salmonetes, meros, favalos, macavis, casones, pampanos, sardinas, rayas, palometas, chitas viejas, anguilas, peces puercos, chapines, rubias, almejas, camarones y otros géneros de que no me acuerdo el nombre, y debe de haber muchos más, pues todos los referidos se pescaron juntos a las naos. Y si bien se considera lo escrito, hallarse ha que de más y tan buenos bastimentos se puede gozar luego grandes y muchos regalos, entrando en ellos mazapanes, conservas de muchas suertes, y esto sin llevarse nada de fuera. Y que para matalotaje, de más de lo referido, no faltarán muchos, ni grandes perniles de tocino, ni botijas de mantecas y lo demás que de grandes puercos se faza, sin faltar agro ni especias. Es de advertir que muchos de los dichos géneros son semejantes a los nuestros y que puede haber muchos más, y que en esto muestra la tierra ser muy propia para criar todas las otras cosas que produce la Europa .





4. Las riquezas son plata y perlas que yo vi, y oro que vió el otro Capitán, como dice en su relación, que son los tres géneros más ricos que naturaleza ha criado. Hay muchísima nuez de especia, maza, pimienta y gengibre, que habemos visto los dos. Hay noticia de canela y puede ser haber clavo, pues hay las otras especias; y más también porque son aquellas tierras paralelas, con poquita diferencia, de Terrenate y Bacha. Hay más allí conque se puede criar seda, hacer pita, azúcar, añil; hay buen ébano y infinitas maderas para fabricar todas cuantas naos se quisieren, con todas sus velas y jarcias de tres géneros, el uno parecido a nuestro cáñamo. Y con el aceite de los cocos se puede hacer la galagala con que se escusa brea, y se vio cierta resina conque los indios se aprovechan para brear sus piraguas, y pues hay cabras y noticia de vacas, habrá cordobanes, corambre y sebo y carne en abundancia; y de abeja que se ha visto habrá miel y cera. Y demás de todas estas riquezas aseguran de otras muchas noticias; y el sitio y disposición de las tierras, ajustadas con las muchas que dará la industria, habiendo como hay tanto aparejo, así de las Cosas suyas como para criarse las nuestras que pretendo luego llevar, con más todas las otras mejores y más provechosas que se crían en el Pirú y en la nueva España; parece que todo junto hará tan rica la tierra que sola ella por sí baste a sustentarse, y juntamente a la América, y a engrandecer y a enriquecer a España, de tal manera como yo lo mostraré si soy de otros ayudado para la ejecución. Y en razón de lo visto por ser orillas del mar, digo señor que se deben de esperar del corazón de la tierra tantas y tales grandezas y riquezas y cosas buenas, cuales van siendo las nuestras. Es de advertir que mi intento principal fue sólo buscar tan gran tierra como hallé y que por mis enfermedades y otras causas que callo no pude ver cuanto quise, ni todo cuanto deseé se puede ver en un mes, teniendo doce un año, que muestran las calidades y los frutos que producen todas las tierras criadas, y que los indios de aquellas tierras no deben de ser jusgados con nuestras necesidades, favores, codicias y estimación de las cosas, sino por hombres que pretenden con el menos trabajo que pueden pasar, como pasan, las vidas sin cansarse en lo demás que nos cansamos.



5. La comodidad y gustosa vida será tanta cuanta se ve en una tan cultivada, alegre y fresca tierra, negra y grasa y de grande migajón, con barriles (sic) para luego poder hacer casasladrillo y tejas y lo demás que Bellos se hace; y en aquellas, tantas y tan cerca canteras de piedras, mármoles y toscas para poderse levantar suntuosos y curiosos edificios; y en aquellas, tantas y tan a propósito maderas para todos menesteres; y en aquel sitio de llanos, valles, lomas, quebradas y tierras altas, y redobladas; y en aquellos ríos, chorrillos y mantiales adonde cómodamente puede haber en cantidad molinos, azeñas, trapiches y otros ingenios de agua; y en los esenos (sic) salinas; y en aquellos cañaverales, testigos de la fertilidad de la tierra, cuyos cañutos hay de cinco y seis palmos, y menos, y el fruto a proporción, el canto delgado y duro y lisa la tez; y en tan buenos pedernales como los hay en Madrid. La bahía de San Felipe y Santiago tiene veinte leguas de orilla, es toda limpia y libre para poder entrar de día y de noche; tiene a su redonda muchas poblaciones y en ellas y muy lejos se ve ya de día muchos humos, y de noche muchos fuegos; su puerto de la Veracruz es tan capaz que pueden caber en él más de mil naos. Su fondo es limpio y de arena negra, no se ha visto broma, puédese surgir en las brazas que quisieren, de cuarenta hasta media entre dos ríos, el uno tan grande como Guadalquivir en Sevilla, con barra de más de dos brazas por donde pueden entrar buenas fragatas y pataches; en el otro entraban francas nuestras barcas y dellas se cogía el agua, que es lindísima en cualquier parte de las muchas que hay. El desembarcadero es una playa de tres leguas y lo más della un guijarral negro, menudo y pesado, bonitísimo para lastrar los navíos. La playa, por no tener ruinas ni quiebras, y estar verdes las yerbas de su orilla, se entendió no ser batida de mares, y porque los árboles que tiene estaban todos derechos y sin azotes ni desgajes, se juzgó desto no haber grandes temporales. Este puerto, demás de ser tan airoso, tiene otra grande excelencia para lo que es recreación, que desde que rompía el alba se oía por todo el cercano bosque una muy grande armonía de millares de diversos pájaros, algunos, al parecer, ruiseñores, mirlos, calandrias, y jilgueros, y infinitas golondrinas, periquitos, y un papagayo que se vió, y sin estos muchos otros géneros de aves, y hasta chillar las chicharras y los grillos; y se gozaba las mañanas todas y tardes de suaves olores despedidos de tantos géneros de flores, entrando en el de azahar y albahaca, y por todos estos y por otros buenos efectos se juzgó ser allí clemente el cielo y que guarda su orden naturaleza (144). A este puerto y su bahía los hacen más excelentes la cercanía de tantas y tan buenas islas, en especial de siete que bojean doscientas leguas; la una tiene cincuenta y dista doce, es muy fértil y poblada. Y en suma digo señor que en esta bahía y puerto de quince grados y un tercio de elevación de polo Antártico, se puede luego edificar una muy grande y populosa ciudad y que la gente que la habitare gozará de todas las riquezas y comodidades apuntadas y de las que no puede mostrar mi poco ingenio, y de las que el tiempo mostrará, y que se pueden comunicar con las provincias de Chile, Perú, Panamá, Nicaragua, Guatemala, nueva España, Terrenar y Filipinas, de todas las cuales tierras V.M. es señor, y que si V.M. lo fuere destas otras que ofrezco, las tenga por tan importantes, que demás de ser como llaves de todas las referidas, entiendo vendrán a ser en lo que es trato de cosas curiosas y provechosas, dejo grandeza, otras Chinas y Japones, y más provincias de aquella costa de la Asia con sus islas, y quedo corto según lo que siento y lo puedo mostrar en junta de Matemáticos, ni me alargo en decir que pueden luego acomodar y sustentar doscientos mil españoles. En suma, aquel, Señor, es el mundo de que España va siendo el centro, y en lo que es cuerpo es la uña, y nótese bien este punto.





6. El temperamento y bondad del aire es, señor, tal cual se ve en todo lo dicho y en que siendo los nuestros todos extranjeros, ninguno cayó enfermo con tan ordinario trabajar, sudar y mojarse, sin guardarse de beber agua en ayunas, ni de comer todo cuanto la tierra cría, ni del sereno, luna y sol, que no era muy ardiente de día, y de media noche abajo pedía, y se sufría muy bien, ropa de lana; y con que los naturales en común son corpulentos y de grandes fuerzas y algunos dellos muy viejos; y con que viven en casas terreras, que es muy grande indicio de la mucha sanidad, porque a ser la tierra enferma las levantarían del suelo, como lo hacen en Filipinas y en otras partes que yo vi; y conque el pescado y la carne duraban sanos, por salar dos y más días; y conque las frutas que de allí se trajeron, como se puede ver en dos que aquí tengo, están sanísimas, con ser cogidas de los árboles sin sazón; y con no haberle visto arenales, ningún género de cardones, ni árboles espinosos, ni que tengan raíces sobre la tierra, ni manglanares anegadizos, ni pantanos, ni nieve en las altas sierras, ni cocodrilos en los ríos, ni en las montañas sabandijas ponzonozas, ni hormigas que suelen ser muy dañosas en las casas y en los frutos, ni niguas ni garrapatas, ni mosquitos; que es esta una excelencia sobre todas las excelencias para nuestra pretensión y tan digna de estimarse, que hay muchas tierras en las Indias que por sólo estas plagas no se pueden habitar, y otras donde se padece tanto por ellas cuanto yo soy buen testigo.



7. Estas son, señor, las grandezas y bondad de las tierras que descubrí, de las cuales tomé la posesión en nombre de V.M. debajo de vuestro estandarte Real, y así lo dicen actas que aquí tengo. Así, señor, lo primero se levantó una cruz y se armó Iglesia de nuestra Señora de Loreto, se dijeron veinte Misas, se ganó el jubileo concedido al día de Pentecostés y se hizo una solemne procesión el día de Corpus Cristi. En suma, el Santísimo Sacramento siendo su (sic) guió el estandarte de V.M., paseó y honró aquellas ocultas tierras, a donde enarbolé tres banderas de campo, y en las de todas mostré las dos columnas al lado de cuestras armas reales, conque puedo decir con razón, en lo que es parte: aquí se acabó Plus Ultra , y en lo que es continente, más adelante y atrás; y todo esto y lo demás ha sido como leal vasallo que soy de V.M., y para que V.M. pueda añadir luego, porque suene esta grandeza, el título de la Austrialia del Espíritu Santo, para más gloria del mismo Señor que me llevó y me la mostró y me trajo a la presencia de V.M. a donde estoy con la misma voluntad que siempre tuve a esta causa que crieé y, por su alteza y todo merecer la amo y la quiero infinito.



8. Bien creo del prudente consejo, grandeza de ánimo y piedad Christiana de V.M. el mucho cuidado que dará saber tan cierto como contiene la población de aquellas tierras ya descubiertas, siendo la causa más principal que debe obligar a no las dejar desiertas, ser éste el medio para que en todas ellas sea Dios Nuestro Señor conocido, creído y adorado y servido, siéndolo tanto el demonio, y más también porque ha de ser la puerta por donde a tantas gentes del cargo de V.M. les ha de entrar todo su bien y remedio, y los muchos más cuidados que daría si a ellas fuesen enemigos de la Iglesia Romana a sembrar sus falsas doctrinas y convertir todos los bienes que pretendo en males mayores y llamarse señores de Indias y arruinarlas todas. También creo que V.M. estará muy advertido que un daño tan pernicioso cuanto lo es el que suena, o otro cualquiera desmán si lo hubiere al presente o adelante, que ha de costar millones de oro y millares de hombres el dudoso remedio. Gane V.M., pues puede, con (la) poca plata (que) gasta en el Pirú por una vez, ganar el cielo y la fama eterna y aquel nuevo mundo con todo lo que promete, y pues no hay quien a V.M. pida las albricias de una tan grande y señalada merced de Dios, guardada para vuestro felice tiempo; yo señor las pido, y por ellas mi despacho, que están los galeones prestos y es mucho lo que tengo que andar, que aprestar y que hacer, y muchísimo lo espiritual y temporal que cada hora se pierde que jamás se ha de cobrar.

Si a Cristobal Colón sus sospechas le hicieron porfiado, a mí (me) hace tan importuno lo que vi y lo que palpé y lo que ofrezco, para lo cual mande V.M. que de tantos medios cuantos hay, sé de uno para que pueda conseguir lo propuesto, advirtiendo que en todo me hallarán muy reducido a la razón y daré en todo satisfacción.

Señor, grande obra es ésta, pues el demonio le hace tan mortal guerra, y no es bien que pueda tanto, siendo V.M. el defensor della.